La hormona del estrés dura en el torrente sanguíneo más de 60 minutos y la oxitocina de un ‘te quiero’ solo cinco. El neurocientífico Dean Burnett explica por qué somos más sensibles a lo desagradable.
Lo de que hay palabras que se clavan como puñales no es una frase hecha. ¿Por qué los piropos son fugaces, y las críticas del jefe retumban en la cabeza durante todo el día? La culpa es del cortisol, la hormona que segregamos en los momentos de estrés. El neurocientífico y humorista Dean Burnett describe esta y otras imperfecciones de nuestra materia gris en el libro El cerebro idiota (Temas de hoy). Puede que después de ver este vídeo se lo piense dos veces antes de soltar algún comentario poco agradable…
Fuente: El País