Los expertos afirman que, si quiere, usted también puede modificar su carácter y dejar de hacer esas cosas que sacan de quicio al resto.
“Lo siento mucho pero, a estas alturas de mi vida, yo ya no voy a cambiar”. Una frase comodín, repetida hasta la saciedad por personas impuntuales, desordenadas, infieles. Una excusa recurrente esgrimida por aquellos que hacen algo mal, pero que se refugian en su edad para desterrar cualquier intención de remediar sus faltas. Porque si un amigo llega tarde o si un compañero de piso deja los calcetines sucios en medio del salón, pobrecitos, qué van a hacer ellos, no lo pueden evitar. ¿Que por qué no cambian? Sigue leyendo