Ni la mejor canción del mundo iguala el poder de la quietud, que tiene beneficios en corazón y cerebro.
A menos de un kilómetro de la Quinta Avenida de Nueva York, se encuentra la taberna Burp Castle, con un cartel que dice: “Prohibido gritar. Sólo susurros”. El nivel de las conversaciones del local no supera los 39 decibelios (como un aire acondicionado aparatoso).