Los adultos lanzan la cuestión como una gracia. Pero esta manía tiene efectos indeseados sobre el pequeño.
Es una inocente pregunta que, a menudo, sale a relucir en cualquier reunión familiar o de amigos. Puede provenir del abuelo, del cuñado e incluso del vecino o la cajera del supermercado. Pero, ¿por qué le preguntamos a los niños pequeños si tienen novio o novia? Parece una cuestión banal, pero no es del todo inofensiva.